Presidenta Bachelet inauguró Museo de la Memoria y los Derechos Humanos

La Presidenta de la República, Michelle Bachelet, inauguró el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, espacio nacional para el rescate de la memoria de las víctimas de la dictadura y de las acciones de protección y defensa de los derechos humanos que tuvieron lugar en Chile, entre 1973 y 1990.

La inauguración de este Museo es una poderosa señal del vigor de un país unido, que se funda en el compromiso compartido de nunca más volver a sufrir una tragedia como la que en este lugar siempre recordaremos”, reafirmando que “es esencial preservar nuestra unidad y convivencia” y, al mismo tiempo, “preservar la verdad y la justicia que tanto nos ha costado alcanzar”.

Tiene 5.500 metros cuadrados construidos, además de una plaza de 8 mil metros cuadrados. Posee un Centro de Documentación destinado a la difusión ciudadana, una biblioteca especializada, un auditorio y la Plaza de la Memoria, además de estar conectado a la estación del Metro Quinta Normal.

El frontis del recinto -de más de 14 mil metros cuadrados en tres pisos y que demandó una inversión de más de 20 millones de dólares- está enmallado en cobre y su fachada es transparente. Está rodeado de una Plaza de la Memoria, donde ayer se realizó el acto. En su interior, en las múltiples galerías con documentos y objetos realizados por los prisioneros en cautiverio, están las cartas que el padre de la presidenta, el general Alberto Bachelet, le envió a su esposa Angela Jeria desde la cárcel antes de morir de un infarto a causa de las torturas. También las cartas que envió desde el campo de reclusión en Isla Dawson el ex ministro de Allende, José Tohá, padre de la jefa de campaña del candidato oficialista Eduardo Frei, quien murió en el Hospital Militar en condiciones nunca aclaradas: se le atribuyó un suicidio a pesar de que su extrema delgadez no le permitía ni siquiera ponerse de pie.

En otra de las galerías se encuentra el reloj del general Carlos Prats G, jefe del ejército hasta 19 días antes del Golpe de Estado que intentó detener, lo que provocó su asesinato junto a su esposa en Buenos Aires. Decenas de caballitos de mar tallados en hueso, única imagen que veían los presos del campo de concentración de Puchuncaví, así como pequeñas muñequitas que las presas tejían y cosían para sus hijos desde su cárcel secreta en Pirque, fueron rescatados por sus familiares y desde ayer se exhiben en vitrinas en el Museo. Un lugar especial fue destinado para los testimonios audiovisuales de unos pocos sobrevivientes de las cárceles secretas.                                                            8 de Enero de 2010

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